martes, 20 de diciembre de 2016

En México ¿somos o no somos emprendedores?


De acuerdo con el GEM (Global Entrepreneurship Monitor), sí lo somos, específicamente afirma que tenemos un creciente nivel de actividad emprendedora. Bien por nosotros ¿verdad? Solo que antes de echar las campanas al vuelo es importante revisar con mayor detenimiento los distintos aspectos que abarca esta actividad emprendedora y sobre todo en qué condiciones se está emprendiendo en nuestro país, para que podamos valorar en su justa dimensión los esfuerzos emprendedores.

Desde su nacimiento en 1999, el GEM estudia el emprendimiento desde una perspectiva integral y publica un reporte anual muy detallado con sus conclusiones. En futuras publicaciones podremos analizar algunas perspectivas específicas que contiene este reporte sobre el emprendimiento mexicano, regional (entendiendo región como Latinoamérica) y mundial.

¿Cómo se define a un emprendedor? A lo largo de los últimos 80 años, podríamos encontrar numerosos autores y amplios trabajos que exponen su propia concepción de un emprendedor por lo que considero innecesario retomar esa tarea o extenderla con una discusión sobre cuál definición es la más adecuada, así que me quedo con lo que establece la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE): “los emprendedores son aquellas personas (dueños de negocios) que buscan generar valor a través de la creación o expansión de la actividad económica, identificando y explotando nuevos productos, procesos o mercados”.

El Reporte Nacional 2015 México elaborado por el GEM explica que “en México, el 45% de la población adulta asegura percibir oportunidades para iniciar un negocio, el 46% considera que tiene las capacidades para hacerlo. Sin embargo, únicamente el 19% tiene intenciones de iniciar un negocio en los próximos tres años. La diferencia puede estar influenciada de manera importante por el hecho de que el 36% de los mexicanos dicen tener miedo al fracaso”.

Un emprendedor busca identificar potenciales oportunidades y al hacerlo, asume un riesgo. El miedo al fracaso está relacionado con el miedo al cambio, a enfrentarse con lo desconocido. Y este temor por lo visto ha ido en aumento entre los mexicanos si comparamos los datos del reporte de 2010 en donde el miedo a emprender era del 33% de los adultos. Un 65% se consideraban con las capacidades para emprender y un 29% eran los motivados para participar en la actividad empresarial.

Curiosamente desde ese mismo año 2010 la Tasa Total de Emprendimiento subió del 10 al 27% en 2015, es decir, como apunta el GEM nuestra actividad emprendedora es creciente en este país, pero mucho emprendimiento mezclado con inseguridad personal y miedo al fracaso nos da un resultado poco deseable: en 2010 el 3.1% de la población adulta dejó de operar un negocio propio en el último año, en 2015 fue el 4.9%.

De nueva cuenta se confirma que la iniciativa (emprendimiento) debe ir acompañada de la determinación (seguimiento y continuidad). Y de paso, mi percepción personal es que en México somos excelentes seguidores de todo lo que se pueda seguir aunque no sepamos a ciencia cierta por qué lo seguimos. México ocupa el tercer lugar a nivel mundial de consumo de video en YouTube, el quinto lugar en usuarios de Facebook y el cuarto lugar en el uso de WhatsApp.


Desde antes de 2010 en nuestro país se ha intensificado la promoción del emprendimiento no como una verdadera vocación sino como una necesidad ante situaciones de desempleo o empleos en condiciones desfavorables. Primero Pepe y Toño y luego Ana y Mary desde 2011 invitan también al emprendimiento de forma muy motivadora, con “casos de éxito” y mucha publicidad masiva pero sin especificar clara y detalladamente el “cómo”, el “por qué” y el “para qué” emprender. Debemos asumir que comenzar una empresa implica conservarla y mejor aún, hacer que crezca. Eso lo veremos en una futura publicación, mientras tanto, deja en ésta tu comentario. 

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