En 2010 el suizo Alexander Osterwalder
y Yves Pigneur publicaron su libro Generación
de Modelos de Negocio (título original en inglés Business Model Generation: A Handbook For Visionaries, Game Changers,
And Challengers) que marcó tendencia en la forma de ver la creación de
nuevas empresas y se ha convertido en una especie de referente en el tema. Como
buen éxito de librerías, su metodología CANVAS se utiliza, discute y aprovecha
sobre todo en ambientes universitarios como si se tratara de un mantra.
Amigo lector, no es mi intención
tratar de discutir si esta metodología es o no es, lo que se espera de ella.
Más bien quisiera proponerte su uso de manera más específica enfocándonos solo
en una parte del lienzo, aquella que en mi opinión personal es la esencia misma
que la convierte en una herramienta de análisis de gran utilidad. Me refiero
específicamente a tres de los nueve elementos que plantea la plantilla (lienzo):
Propuesta de Valor, Segmento de Clientes y Relación con el Cliente.
Cuatro años después salió a la luz el segundo
libro, “La propuesta de valor”, en
una clara propuesta para concentrar nuestra atención en este concepto por sobre
los demás apartados del famoso CANVAS, convirtiéndolo en el eje central de la
metodología. Afortunadamente ambas obras son de licencia creative commons
3.0 lo que nos permite compartirla y adaptarla
siempre y cuando respetemos la autoría original. Para su inclusión dentro de un
software es necesario el permiso de los autores.
Hechas las aclaraciones respectivas,
te propongo que analices en tu emprendimiento los segmentos ya mencionados a
los que podríamos llamar si me lo permites, CANVAS Básico, entendiendo que como
vas comenzando, tu idea de negocio no implica la creación de una empresa formal
y completa como tal, sino el ofrecimiento de un servicio o producto de manera
personal, un autoempleo. Cuando logres consolidarte en el mercado, tendrás
seguramente elementos de peso para completar el CANVAS de manera más profunda.
Propuesta de
Valor. Si
quieres que tu posible cliente elija tus servicios o productos y no los de la
competencia, dedica tiempo a reflexionar y analizar cuáles son tus habilidades
o competencias que te distinguen de los demás.
Hablando del servicio describe aquello en lo que verdaderamente te
desempeñas muy bien evitando centrarte en las cosas intangibles y difíciles de
medir, como que eres amable, que siempre sonríes o que eres puntual. Mejor céntrate
en tus capacidades para resolver problemas (del cliente por supuesto) o tu
forma de motivar a la gente para que logren un cambio.
En lo referente a tu producto lo mejor
será que describas las características específicas relacionadas con su utilidad
práctica y cómo su uso puede generar beneficios, reducir riesgos y mejorar la
vida de quien lo compre.
Segmento de
Clientes.
Es muy fácil (y equivocado) llegar a la conclusión de que nuestro producto o
servicio puede atender las necesidades de cualquier persona, edad, sexo y
condición económica. En la realidad no es posible atender a todo el mundo (“querer ser todo para todos, lo
convierte en nada para nadie”) y menos aún desde que la
segmentación se ha especializado tanto con el uso de la tecnología y de la
respuesta inmediata en las Redes.
Es mejor que elijas un segmento del
mercado mucho más específico y delimitado para que puedas atenderlo de manera
eficiente lo que también te facilita la logística. Por ejemplo, hombres
profesionistas mayores de 30 años con un
poder adquisitivo medio (puedes encontrar información de primera mano sobre los
niveles socioeconómicos aquí).
Relación con
el Cliente. Es
típico que un vendedor de seguros te busque solo cuando tu póliza está a punto
de vencer, aunque hay algunas excepciones de quienes están al pendiente de ti
de manera frecuente. ¿Cómo desearías que te atendieran? ¿Cómo crees que deba
ser la relación proveedor-cliente? ¿Crees que esta relación pueda ofrecer algo
más que solo vender y pagar por lo comprado? Entonces define de manera
innovadora y creativa cómo va a ser tu trato con quienes compren tu producto o
servicio.
Lo más importante al momento de
elaborar el CANVAS de tu emprendimiento, no es la plantilla en sí con sus nueve
segmentos debidamente explicados sino ponerlos a prueba. Se trata de salir a la calle y probar qué tan realista es nuestra teoría con respecto a nuestro
producto y el mercado elegido. Y si descubrimos inconsistencias entre lo propuesto y la
realidad, simplemente pivotar. Y por supuesto, seguir opinando
sobre este post.
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