viernes, 21 de octubre de 2016

¿Empleado o empresario? Esta siempre es la cuestión

Hace algunos años afirmé que la gran mayoría de las personas en algún momento de su vida han deseado o desean convertirse en empresarios. Hoy no me atrevería a asegurarlo de nueva cuenta porque para bien o para mal, el espíritu emprendedor en realidad es escaso en nuestra sociedad.

¿Qué prefieres tú, amigo lector, contar con un empleo “seguro” o lanzarte como un buen aventurero a la caza de fama y fortuna mediante la puesta en marcha de un emprendimiento? Mi pregunta no es un tema banal ya que el iniciar cualquier proyecto productivo (se producen cosas y servicios y se comercia con ellos) implica la conjunción de algunos factores y desechar ideas románticas sobre el quehacer empresarial, la mayoría de las veces bastante equivocadas.

Describir lo que es un empleado no tiene mayor complejidad ya que casi todos lo hemos sido, pero cuando hablamos de ser empresarios ya no es tan sencillo porque existen algunas "modalidades" a considerar. Te invito a que comencemos precisamente por distinguir entre el autoempleado (o autónomo) y el empresario. 

El Director Regional Adjunto de la Oficina Regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, Virgilio Levaggi, explica que «el empleo es definido como "trabajo efectuado a cambio de pago (salario, sueldo, comisiones, propinas, pagos a destajo o pagos en especie)" sin importar la relación de dependencia».

La Real Academia Española nos dice que un empresario es el “titular propietario o directivo de una industria, negocio o empresa”. Y sobre ésta última, la empresa, podemos afirmar que se trata de una “unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos”.

Por lo tanto, te propongo que mientras no cuentes con una organización, es decir, con un conjunto formado por al menos dos personas (tú como propietario más un empleado) estaremos hablando de autoempleo. Cuando cuentes con la capacidad y/o necesidad de contratar a un empleado asalariado, entonces dejarás de ser autoempleado para convertirte en empresario.

El autoempleo es una excelente oportunidad tanto de obtener un mejor ingreso como de ocuparse en una actividad acorde con tus expectativas profesionales y competencias personales, pero no debes confundirlo con otras modalidades de trabajo. Las empresas dedicadas a la venta directa, es decir, ventas que se realizan de persona a persona, utilizan argumentos como “autoempleo”, “trabajo por cuenta propia”, “ser tu propio jefe” y frases similares para afiliar personas, pero en realidad lo que buscan son vendedores de productos o servicios que no impliquen relaciones de trabajo contractuales (seguridad social, vacaciones pagadas, días de descanso, etc.).

Si tienes el interés por trabajar de manera independiente, es muy importante que distingas claramente que para autoemplearse o crear una empresa, se requieren esfuerzos y enfoques distintos. Primero autoempleo, luego la empresa. 

Un proyecto empresarial que comience generando un primer empleo (el del mismo emprendedor), permite la formación de cimientos sólidos y un crecimiento orgánico. Es común que al principio los empresarios tengan temor de vender, de hacer llamadas a posibles clientes, de cobrar por el producto o servicio entregado, de dar órdenes a sus subordinados o de llamarles la atención. Incluso son temerosos de tomar decisiones. Parte de la formación empresarial inicial que consigas, debe implicar que adquieras las habilidades o competencias mencionadas y con la práctica llegues a dominarlas.


Un segundo paso puede ser la contratación del primer empleado, mismo que recibirá una inducción y capacitación adecuadas derivadas de tu propia experiencia como emprendedor. Es en este momento en el que ya se puede hablar de una verdadera empresa, cuando hayas creado empleo para otros. ¿Qué tipo de empresa podrías comenzar? Es un buen tema para otro post pero no dejes de comentar sobre éste.

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