Si en verdad quieres dejar de buscar
empleo para convertirte en empresario, es indispensable que obtengas una
verdadera instrucción empresarial entendiendo que ésta es muy distinta de tu
formación profesional y que exige la inmediata puesta en práctica del
conocimiento adquirido. Cada nuevo emprendimiento garantiza la creación de al
menos un nuevo empleo (el tuyo) y si dicho emprendimiento se fortalece,
permitirá crear un empleo adicional. No existe una forma más efectiva, práctica
y rápida para propiciar el nacimiento de puestos de trabajo.
Para crear tu propia empresa no bastará
con que recibas un curso “intensivo” de
emprendurismo porque podrías crearte falsas expectativas y éstas te llevarán a
un inminente fracaso empresarial. ¿Sabías que la gran mayoría de los
emprendedores que reciben capacitación para iniciar una empresa, nunca la ponen en marcha?
Como futuro empresario o empresaria,
debes buscar orientación adecuada, por ejemplo la relacionada con las
diferentes modalidades para cumplir con tus obligaciones tributarias y legales
(entiéndase pago de impuestos). Existe una idea generalizada que relaciona de
manera natural a la microempresa (aquella que tiene 10 trabajadores o menos)
con la informalidad. Esta concepción encierra algo de verdad ya que nuestra
sociedad nos ha formado dentro de un ambiente de ilegalidad: no respetar las
luces rojas del semáforo, no aceptar las multas, no pagar nuestros impuestos…
Una pequeña empresa nace de la
iniciativa de una persona, de un emprendedor, de ti. Y seguramente como tal adoleces
de los conocimientos teóricos y prácticos mínimos indispensables para comenzar con
esa actividad productiva (o de servicios). No sabes vender, ni cobrar, ni
atender a un cliente. No conoces los principios más elementales de gestión de
la calidad necesarios para producir un producto o un servicio de manera
eficiente. Esto aplica también para tu gestión empresarial pues desconoces los
temas financieros, fiscales y laborales que te permitirían entender mejor tu
futuro negocio y cumplir adecuadamente entre otras cosas con las autoridades
hacendarias y laborales.
Para que puedas construir una buena
empresa (también las hay muy malas), deberás dejar de pensar y actuar como
empleado pues ya no lo serás. Te habrás convertido en patrón lo que implica que
realices un enorme esfuerzo por cambiar tu forma de ver el mundo. De la misma manera
que un joven egresado de la universidad, y que no puso suficiente esmero en sus
estudios tendrá que abrirse camino profesionalmente con mayores complicaciones,
un nuevo empresario que no cuente con la preparación suficiente se expone a
sufrir incontables descalabros.
Si logras como emprendedor recibir una
formación y especialización con base en las competencias clave empresariales, serás
capaz de usar un amplio rango de herramientas para interactuar efectivamente
con el entorno, podrás comunicarte con los demás, serás capaz de tomar la
responsabilidad de manejar tu propia vida y de actuar de manera autónoma, por
lo que es altamente aconsejable que las competencias emprendedoras que
adquieras las lleves a la práctica sin vacilar para constatar su utilidad. Práctica
es la clave para transformarte en un excelente empresario.
Evita en lo posible los programas
emprendedores que cuidan en exceso a sus participantes, o quizás los descuidan
creando alrededor de ellos un entorno tranquilo, sencillo y sin presiones,
similar al del ambiente estudiantil cotidiano. En esos lugares, quienes forman
a los emprendedores los tratan como alumnos, y éstos se comportan como tales,
creando una relación semejante a la de una familia.
Pero hasta en las mejores
familias el sobre proteccionismo es dañino pues no permite el crecimiento ni el desarrollo del individuo. Busca espacios
que te empujen, te presionen, te motiven a arriesgarte pero eso sí, sin dejar
de acompañarte.
¿Te
atrae el reto del emprendimiento? ¿Cómo puedes comenzar? Es un tema apasionante
que abordaremos en otra ocasión, mientras tanto ¿qué te parece si comentas
sobre este post?
No hay comentarios:
Publicar un comentario