martes, 1 de noviembre de 2016

¿Cuánto vive una empresa? Depende del empresario.

Aprovechando la celebración del Día de Muertos en México, podríamos reflexionar sobre la muerte empresarial. Si te encuentras en medio del proceso de iniciar un nuevo emprendimiento, entonces cuentas con una enorme ventaja: comenzar desde cero. Puedes elegir desde un principio el producto o servicio que sea completamente de tu agrado y dirigirlo al mercado idóneo.

En cambio, los dueños de empresas en marcha corren el riesgo de estar trabajando con productos y servicios que tal vez no son de su propia creación y solamente lo comercializan o distribuyen –una franquicia opera así–, por lo tanto dependen por completo de sus proveedores para continuar creciendo, mantenerse o cerrar (morir) en última estancia, si las condiciones pactadas como el precio, tiempo de entrega o volumen cambiasen desfavorablemente.

¿Puede un nuevo empresario elegir el tipo de empresa que desea construir? Por supuesto. Ahora bien, si el empresario ya cuenta con una empresa y decide cambiar de giro, de producto o servicio, de ubicación o de clientes le resultará más difícil porque se suman (y hasta multiplican) los factores que le complican las cosas. Por esta razón las grandes corporaciones prefieren abrir nuevas empresas antes que arrancar un proceso de transformación completo. Como puedes ver, “la tienes fácil” si comienzas desde cero.

¿Podrá también un nuevo empresario decidir cuánto tiempo vivirá su empresa? Otro rotundo sí. ¿De qué depende la vida o muerte de un negocio? Tal vez te cueste trabajo creerlo pero gran parte las empresas que fracasan lo hacen por cuestiones de índole interna, es decir, por factores asociados con el empresario mismo y su forma de gestionar su propio negocio. Las empresas más desordenadas y con mala reputación entre sus clientes son el vivo reflejo de sus dueños.

¿Qué ocasiona que una empresa fracase? Las causas son simples e ilustrativas a la vez. Las empresas que no tienen liquidez para pagar la nómina, sí tienen dinero en cambio para realizar gastos superficiales como viajes, participar en congresos y mantener autos caros.

Los empresarios que se quejan de no contar con empleados comprometidos que se “pongan la camiseta” normalmente están en su  negocio muy poco tiempo y no se interesan en la problemática cotidiana que viven sus colaboradores: falta de tecnología, productos y servicios de mala calidad, poca o nula capacitación, clientes enojados y un largo etcétera.

¿Qué tipo de empresa quieres construir? La elección es totalmente tuya. Mira a tu alrededor. ¿Lo que ves son negocios de primer nivel preocupados por su buen servicio y en atender a sus clientes “como reyes”? ¿O acaso lo que te encuentras por la calle son locales pequeños, descuidados, sucios y hasta sombríos? La diferencia entre unos y otros radica solamente en el dueño que los atiende.


Y si a estadísticas vamos, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó recientemente su estudio “Esperanza de vida de los negocios en México” en el que podemos encontrarnos con el dato de que el promedio de vida general es de 7.7 años y los negocios que menos sobreviven son los dedicados al comercio. ¿Es mucho o poco tiempo para vivir empresarialmente? Queda para tu reflexión personal tomar en cuenta que la vida media de una corporación multinacional se ubica entre los 40 y 50 años.

Aunque hay un buena noticia: mientras más años vive una empresa, su esperanza de vida aumenta también.

Convertirse en empresario no es fácil pero te aseguro que si te lo propones, comprobarás que los obstáculos que se presentan se pueden vencer siempre y cuando estés dispuesto a correr el riesgo. Ser empresario vale la pena. ¿Te animas? Mientras lo decides, hazme también un comentario a este post.         

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